La regla más importante en el masaje y el automasaje es no irritar los nervios.
Probablemente alguna vez alguien te ha presionado los trapecios, el cuello o los hombros cuando estabas sentado con la intención de relajarlos. Aunque a veces esta acción de presionar esas zonas puede resultar dolorosa.
Para el cuerpo hay una regla sencilla: cuando algo duele necesita ayuda. Qué tipo de ayuda necesita es la gran pregunta.
El dolor puede ser una quemadura, un corte, una torcedura de tobillo o que alguien te presione los trapecios. Cada uno de estos dolores necesita un tipo de ayuda diferente, pero lo que no varia es el echo: cuando el cuerpo duele necesita ayuda.
Si aplicas una presión brutal sobre un músculo sentirás dolor. Esta es una respuesta natural y saludable. Si la presión aplicada es liviana o moderada pero sigues sintiendo dolor ese músculo necesita ayuda.
A lo mejor piensas que es contra-intuitivo seguir presionando un músculo que duele al aplicarle presión. Seguramente pensarás que a una zona muscular que duele bajo presión ligera o moderada sería mejor dejarla en paz, aunque lo cierto es lo contrario: si hay dolor a la presión ligera o moderada no lo ignores. Ese músculo necesita que lo ayudes.
El masaje y el automasaje nunca debe resultar intolerablemente doloroso, pero para que sea efectivo sí debe de aceptarse cierta molestia o dolor moderado. Esto es así tanto al recibir un masaje como al autoaplicarlo. Ni demasiado doloroso ni que no exista ningún disconfort. Incómodo pero tolerable. Es como correr un maratón. Si corres demasiado rápido no lo terminarás, si vas demasiado lento tardarás una eternidad en terminarlo.
Volvamos a la cuestión: si un músculo duele al presionarlo, necesita ayuda. Aquí empieza mi papel. La palabra doctor en su origen significa "el que enseña". Mi misión es enseñarte qué hacer cuando sientes dolor. Estoy aquí para enseñarte como aplicar el automasaje de forma correcta y efectiva.
Si un músculo duele a la presión ligera o moderada, aunque no sea demasiado profunda, necesita ayuda. El masaje y el automasaje son extremadamente efectivos para devolver a la musculatura a un estado relajado, saludable e indoloro. En este estado la musculatura deja de quejarse ante la presión moderada e incluso intensa, y la paz puede volver al cuerpo.